En México, hablar de desigualdad no es un ejercicio teórico: es una realidad visible en cada esquina de las comunidades rurales, en las zonas marginadas de las ciudades, en los hogares donde falta el alimento, la atención médica y, muchas veces, hasta la esperanza. Es en ese contexto, donde la necesidad rebasa a las estructuras, que nace Fundación PABS A.C., como una respuesta organizada, humana y urgente ante la precariedad cotidiana que viven millones de personas en nuestro país.
Fundación PABS no surge por moda, ni como extensión de una marca. Nace de una experiencia acumulada de más de seis décadas apoyando a las familias mexicanas a través del Programa de Apoyo de Beneficio Social (PABS). Es precisamente ese contacto directo con la necesidad, ese vínculo continuo con los más vulnerables, lo que llevó a dar el siguiente paso: crear una organización capaz de atender no solo la urgencia económica, sino también las carencias estructurales y sociales que impiden a muchas personas vivir con dignidad.
Una necesidad que no se puede ignorar
Según datos oficiales, más de 46 millones de personas viven en situación de pobreza en México. De ellas, más de 9 millones enfrentan pobreza extrema, lo que significa que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud o vivienda. Las cifras son impactantes, pero más grave aún es lo que sucede detrás de ellas: personas mayores que envejecen en el abandono, niños que crecen sin oportunidades, mujeres que sostienen a sus familias sin acceso a servicios médicos, educativos o de protección.
Estas realidades no ocurren únicamente en las grandes crisis o emergencias nacionales. Ocurren todos los días, en silencio, y muchas veces sin que nadie las visibilice. Fundación PABS nace precisamente para ver aquello que otros no miran. Para responder, desde lo humano y lo posible, a las comunidades que han sido históricamente marginadas.
Del contacto con las familias, a la acción estructural
Durante años, PABS ha acompañado a miles de familias mexicanas a través de servicios previsores. Pero ese acompañamiento no solo ha sido logístico o económico: ha sido también emocional, territorial y profundo. Escuchar las historias de quienes han perdido todo, caminar junto a quienes viven sin acceso a servicios básicos, acompañar el dolor de la ausencia o la enfermedad sin recursos, ha sido parte de la historia institucional de PABS.
Fue esa cercanía la que reveló algo fundamental: hay realidades que no pueden resolverse con una sola intervención. Hay comunidades que necesitan más que ayuda puntual: necesitan una estrategia sostenida, sensible y flexible que entienda sus condiciones particulares. Necesitan una fundación que sepa actuar con empatía, sin burocracia, y con un sentido ético claro: poner a la persona en el centro.
Un nuevo modelo de apoyo: flexible, directo y cercano
Fundación PABS se plantea como una organización que no busca reemplazar a las instituciones públicas, sino colaborar con ellas desde una lógica diferente. Su misión no es competir por atención, sino llenar los vacíos donde la atención no llega. Y para hacerlo, ha diseñado un modelo operativo basado en tres principios fundamentales:
- Escucha activa: antes de intervenir, se observa, se pregunta y se comprende. No hay soluciones prefabricadas. Cada comunidad es distinta, y cada necesidad, única.
- Apoyo directo: en lugar de procesos complejos o asistencias condicionadas, se entrega ayuda concreta, en el momento que se necesita. Despensas, atención médica, orientación emocional o jurídica, y acceso a herramientas básicas.
- Articulación con aliados: Fundación PABS no trabaja sola. Busca sumar esfuerzos con personas, empresas e instituciones que compartan la convicción de que el apoyo comunitario debe ser constante, ético y transformador.
No una campaña, sino una causa
En un mundo saturado de campañas con fines comerciales, Fundación PABS se define por algo distinto: no es una organización de promoción, es una organización de causa. Su comunicación no busca visibilizar a la fundación, sino visibilizar a las personas a las que ayuda. Su propósito no es volverse viral, sino volverse útil.
El nacimiento de Fundación PABS también responde a un momento crucial: la crisis de confianza institucional. Muchas personas ya no creen en programas sociales, y tienen razones válidas para ello. Fundación PABS busca recuperar esa confianza con base en hechos, no en promesas. Con intervenciones reales, no con discursos grandilocuentes.
Un llamado que no es para todos… pero sí para muchos
Este proyecto no pretende convocar a las masas con frases huecas. Lo que sí pretende es tender la mano a quienes tienen el corazón dispuesto. Fundación PABS no nace solo para “ayudar”, sino para organizar la ayuda de manera efectiva, respetuosa y empática. No se trata de dar lo que sobra, sino de compartir lo que falta.
Fundación PABS es un llamado. Un llamado a mirar hacia donde nadie ve. A actuar donde pocos lo hacen. A poner nuestros recursos, talentos y tiempo al servicio de quienes más lo necesitan, sin juzgar, sin imponer, sin protagonizar. Un llamado a vivir la solidaridad no como un gesto aislado, sino como una forma de existir.
Una semilla con raíces profundas
Esta fundación no parte de cero. Parte de años de experiencia, de miles de historias acompañadas, de cientos de comunidades escuchadas. Su nacimiento no es el inicio de un discurso, sino la continuación de una práctica: la práctica de estar presentes.
La diferencia, ahora, es que esa presencia tiene una estructura más clara, una visión más amplia y un compromiso aún más firme. Fundación PABS no quiere ser una organización más. Quiere ser el eco de una necesidad que muchos han ignorado… y la respuesta que muchos estaban esperando.